LOS ECOLOGISTAS QUE ENVENENAN EL PLANETA
“En USA, se consumen cerca de 300 millones de botellas de agua diarias, unos 10 mil millones de botellas plásticas al mes, que se degradan luego de miles de años, lo que quiere decir que la primera botella que existió estará en el mar tan perfecta y dañina como cuando se usó. “
Quienes superamos las cuatro décadas de existencia en este valle de lágrimas, sabemos lo que es tomar agua de ´la llave´ y tener en la nevera una jarra con ese líquido vital para beberlo cuando la sed nos golpea. Y aquí estamos muchos todavía, somos sobrevivientes de la guerra que la industria del plástico y el infame mercadeo crearon en contra del agua de grifo con la consigna de que quien tome de ella, se gana un dolor de panza tremendo o, sencillamente, se muere.
Teniendo en cuenta que en nuestros países aún hay muchas partes sin agua potable, donde sí la hay y se hace un tratamiento estándar para potabilizarla, no existe ninguna razón para decir que el agua en bolsas, o embotellada, tenga mayor calidad que la de ´la llave´. Los adornos de las bolsas y botellas, los nombres sugestivos, las montañas y manantiales que nos pintan, son solo eso, sugestiones, porque al final lo que tomamos en ambos casos es lo mismo, agua potable.
Sin embargo, sí existen dos grandes diferencias. La primera, pero no la más importante, es el precio. En Bucaramanga, para un predio residencial estrato seis (que es el más costoso), un metro cúbico de agua ´de la llave´ vale $5,200 pesos, mientras que, si esa misma cantidad la comprara en botellas plásticas de 0,3 litros, que es la más comercial, el costo sería de $3,333,000. ¡Qué viva el mercadeo! ¡Arriba la publicidad!
La otra gran diferencia, y mucho más importante, es que comprar agua en bolsas o en botellas plásticas genera un terrible impacto negativo al medio ambiente. Solamente en Estados Unidos, se producen por esta práctica 1,5 millones de toneladas de desperdicios al año, que requieren de 178 millones de litros de petróleo para producirlo y que por más reciclaje que se haga, el 60% se acumula en basurales, calles, ríos, y, finalmente, en los océanos.
También, en Estados Unidos, se consumen cerca de 300 millones de botellas de agua diarias, unos 10 mil millones de botellas plásticas al mes, que se degradan luego de miles de años, lo que quiere decir que la primera botella que existió estará en el mar tan perfecta y dañina como cuando se usó.
No es difícil imaginar el fin de nuestro hermoso planeta si no hacemos consciencia del problema y continuamos con esta terrible costumbre. Ojalá, además, nuestros gobiernos y entidades públicas y privadas siguieran ejemplos como el de San Francisco que se convirtió en la primera gran ciudad de USA en prohibir la venta de agua embotellada en plástico en instalaciones y eventos, medida que acompañó con la puesta en marcha de fuentes públicas donde se anima a los ciudadanos a rellenar sus propias botellas de acero inoxidable con agua filtrada. En los eventos se recurre a jarras y a vasos de vidrio, o bien a dispensadores de agua.
Bundanoon, Nueva Gales del Sur (Australia), fue el primer municipio del mundo en prohibir la venta de agua embotellada, ejemplo que siguieron otras ciudades en el mundo y decenas de campus universitarios en Estados Unidos y Canadá.
Volver atrás, al agua de ´la llave´, no nos enfermará ni nos matará; en cambio, podremos ayudar a la salvación de muchas especies y de este planeta Tierra, al que todos decimos amar pero que no nos cansamos de lastimar.
Bucaramanga, marzo 09 de 2018
El problema del plástico, es una realidad qué hay que atacar de forma radical, tenemos que hacerlo todos y tenemos que hacerlo ya. Si queremos dejarle un mundo a nuestros hijos tenemos que ser responsables, entender que el problema es de todos y empezar a actuar.
Hay varias medidas que adoptó mi familia, por si quieren algunas ideas:
1. No compramos nada en botellas plásticas.
2. Llevamos las bolsas reutilizables al supermercado.
3. Llevamos termos cuando pedimos un cafecito en el Juan Valdez o el oma.
4. No compramos productos que en su empaque contentan gran contenido de plástico.
5. Intentamos no pedir a domicilio porque los restaurantes exageran horriblemente en sus empaques.
6. Jamás usamos pitillos.
7. Lavamos ropa con las cargas llenas.
8. Nos bañamos en pareja.
9. Ahorramos agua lavando platos y lavándonos los dientes.
10. Compramos productos de empresas que sean responsables con el medio ambientes.
11. Si vamos a un restaurante nos lo comemos todo, y así no pedimos para llevar.
12. Compramos bombillos ahorradores de energía para toda la casa.
13. Cuidamos las cosas, si se cuidan las cosas se dañan menos, si se dañan menos hay que comprar menos y por lo tanto, se usan menos recursos.
Esos son unos pocos ejemplos si hay más, por favor compártanmelos.
Un abrazo grande desde CDMX!
Gran aporte, Joaquín. Si alguien tiene más ideas o acciones que esté adelantando, por favor compártalas, es por el bien de todos.
Cada dia aplicamos el mandato biblico de creernos lo máximo de la creación y así vamos de c pal estanco! y yo soy el primero en la lista de los que tenemos que cambiar
Bien Holguer, con María ya somos tres los dispuestos a sacudirnos de la automatización y pasar a hacer algo o mucho para dejar de dañar la única casa que tenemos. Es bueno mirar lo que hacemos y qué de esto hace daño para cambiarlo,
Ánimo, yo ya empecé y la verdad me siento muy bien. Hablaremos en próximos escritos de esas pequeñas cosas por las que podemos empezar.
Es totalmente cierto todo esto que dice. Somos los principales responsables de la contaminación de nuestro planeta y tenemos que ser conscientes de que cada uno tiene que hacer el cambio. No esperar a que alguien le diga lo que tiene que hacer. De hecho, voy a ser una de esas personas que deje de comprar botellas plásticas. En estos días me compraré mi termo.