HACE RATO SOMOS PEOR QUE VENEZUELA
“En mi pobre país, el senador elegido con mayor votación tiene más de 300 procesos penales durmiendo en la Comisión de Acusaciones del Congreso, además de 28 en la Corte Suprema y se da el lujo de tratar de hijueputas a los magistrados que lo investigan”
En las elecciones del pasado domingo quedó evidenciado que este país, mi pobre país, es único en el mundo, incomparable, inigualable, incomprensible y absolutamente desquiciado.
En Colombia, para empezar, es mucho más grave propinarle un golpe bajo, seguido de jab a la nariz y gancho de derecha al ojo izquierdo de una mujer, que violar a una subalterna, destruyéndole la vida, aprovechándose de un rango superior y exhibiendo una brutalidad sin límites. Al senador con ínfulas de Pambelé le negaron los votos a la reelección -lo que es justo- pero al otro, al presunto violador, lo premiaron con más de 800 mil votos.
En este irracional e insolidario país, donde miembros del Ejército Nacional en cumplimiento de una orden presidencial y para hacer méritos que les significaban ascensos y recompensas económicas, se llevaron a la brava del municipio de Soacha a 19 jóvenes para asesinarlos, vestirlos de guerrilleros y posteriormente presentarlos como enemigos vencidos en combate. Pues bien, la madre de uno de ellos, candidata al Senado, recibió en este, su mismo municipio, 275 votos, mientras que su victimario fue honrado con 4.568 votos.
En este absurdo país, un partido político, Cambio Radical, reconocido mundialmente como el más corrupto de todos, que tiene 349 de sus miembros sancionados, 41 destituidos, 19 congresistas condenados por parapolítica, 11 alcaldes y 8 gobernadores investigados por corrupción, uno preso por asesinato y al fiscal nacional anticorrupción también preso por corrupto, logró ante el clamor nacional, que se manifestó de muchas maneras en contra de esas prácticas y de los bandidos que lo conforman, pasar de nueve senadores en las elecciones del 2014 a 16 en las del domingo pasado. Es decir, el repudio ciudadano les significó aumentar su poder parlamentario en un 78%.
En esta ultrajada Colombia millones de campesinos han sido despojados de sus tierras y obligados a desplazarse a vivir en los cinturones de miseria de las grandes ciudades. El domingo pasado la ciudadanía, entre ellos muchos de estos labriegos, votaron mayoritariamente por los paramilitares, gamonales y terratenientes que les quitaron todo.
En mi país, pobre país, el que resultó elegido senador con mayor votación tiene más de 300 procesos penales durmiendo en la Comisión de Acusaciones del Honorable Congreso de la República, además de 28 en la Corte Suprema de Justicia y se da el lujo de tratar de hijueputas a los magistrados que lo investigan. Además, el candidato que promueve para presidente y que está seriamente vinculado con el escándalo de Odebretch, fue premiado por mis compatriotas con la mayor votación en las consultas.
Ahora entiendo por qué, desde hace varios años, Colombia encabeza el ranking de los países más felices del mundo. Al colombiano, ignorante, inconsciente y clasista, le gusta tanto que lo despojen, que lo roben, que lo degraden, que lo humillen, que lo violen y que lo maten, que corre feliz a votar por el que lo despoja, por el que lo roba, por el que lo degrada, por el que lo humilla, por el que lo viola y por el que lo mata.
Bucaramanga, marzo 16 de 2018
Celadores que fueron despojados de los recargos dominicales y nocturnos, mototaxistas y campesinos que saben que les van a clavar peajes, trabajadores de la salud de hospitales al borde de la quiebra, todos votando solitos por “el”, y muchísimas personas jovenes indiferentes; hombre, ya decidí conseguirme un zapato, porque un zapato consuela.