“Uribe, Pablo Escobar, el paramilitarismo, el narcotráfico y los medios de comunicación, que llevan décadas generando la cultura del enriquecimiento fácil, del paraco, del traqueto y el endiosamiento al Leviatán paisa, lograron sacar lo peor de las personas”

Hablar de Uribe, de sus manipulaciones sin límite, de su odio sin medida ni clemencia, de su insaciable sed de venganza, de su maldad inagotable y de las mentiras que produce su enfermiza imaginación que, según Carlos Gaviria, le permiten “crear unas realidades virtuales, capaces de contrariar las evidencias más aplastantes”, es llorar sobre la leche derramada, o, lo que es más cierto en nuestra historia reciente: es volver a lamentar infinitamente tantas honras destrozadas, millones de futuros truncados, de bienes arrebatados y miles de vidas que terminaron en verano, primavera, otoño e invierno, sin saber por qué, sin razón alguna, sin piedad de ninguna naturaleza.

Estas son verdades horrorosas que tarde o temprano la justicia se encargará de castigar, pero, lo que más curiosidad me genera es por qué existe todavía tanta gente que lo sigue, que lo aclama y justifica, personas supuestamente preparadas que, cuando leen algo de lo que escribo sobre este delincuente, me dicen cosas como que mi trato es cruel y despiadado cuando hablo, sin pruebas, del expresidente Uribe movido solo por la ciega pasión y que ellos están en el otro extremo de la razón y las buenas maneras.

¿Será que el equivocado soy yo? ¿Será que la maldad es raíz principal de la naturaleza humana y yo me ando por las ramas? Pues bien, Thomas Hobbes dijo hace mucho tiempo que “el hombre es un lobo para el hombre”, que los seres humanos somos, por naturaleza, malos, egoístas y antisociales. Sin embargo, para este filósofo inglés, el fin último del hombre es la paz que solo puede conseguirse si cedemos todos nuestros derechos al poder manejado por un todopoderoso demonio, Leviatán, a quien define como “Un Dios mortal a quien debemos obediencia como garantía de nuestra paz y defensa” … cualquier parecido con los uribistas no es mera coincidencia.

El problema con esta teoría de Hobbes, es que no todos somos así. La reciente encuesta que mostró a un 50% de colombianos partidarios de la decisión de la Corte Suprema de Justicia de llamar a indagatoria a Uribe, así lo demuestra.

Busqué entonces a Rousseau, quien planteó algo más benévolo: “El hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe” Es decir, somos producto de la sociedad donde vivimos, captamos sus normas sociales y los conceptos morales y éticos que nos impone el Estado. Así, pues, esa bondad de nacimiento puede tornarse en maldad, o en apoyo a cualquier Leviatán montañero, si la persona es débil en sus conceptos, floja en sus principios y maleable en sus intereses.

Uribe, Pablo Escobar, el paramilitarismo, el narcotráfico y los medios de comunicación, que llevan décadas generando la cultura del enriquecimiento fácil, del paraco, del traqueto y el endiosamiento al Leviatán paisa, lograron sacar lo peor de las personas. Lo bueno del cuento es que este mal tiene remedio y le corresponde a la Corte Suprema aplicar la primera pócima: una inyección de justicia con todas las de la ley.

Bucaramanga, julio 31 de 2018