HAY QUE DEJAR EL MIEDO
“Si no reaccionamos dejaremos de ser país y definitivamente nos convertiremos en los esclavos de la banda de mafiosos que hoy tiene tomado el poder político, el poder económico, la justicia, las fuerzas armadas, la policía y los medios de comunicación.”
No recuerdo, en mi experiencia de vida, un momento más oscuro de la patria que el presente. Pareciera que todas las fuerzas siniestras se hubieran alineado para acabar con lo poco de justicia, de verdad, de dignidad, de solidaridad y de humanidad que aún nos queda. Colombia, en el exterior y gracias a la incapacidad del presidente, se ha convertido en el hazme reír del mundo, y, en el interior, afloran como hierba maldita la mentira, la trampa, la maldad y el crimen.
¿Qué podemos esperar de justicia si quien rige su principal dependencia es señalado a diestra y siniestra, por tirios y troyanos, de ser el defensor, estafeta y encubridor de los más grandes bandidos que ha dado este país? ¿Qué podemos esperar de verdad y reparación si quien denuncia a los corruptos o a los asesinos amanece muerto y sus hijos caen en la misma fosa ´suicidados´ con cianuro? ¿Qué podemos esperar de transparencia si al Fiscal General, mientras habla en vivo por televisión y muestra su teléfono celular a las cámaras, lo llama un correveidile de los más tenebrosos paramilitares?
¿Qué podemos esperar de progreso económico en el país si el ministro de Hacienda es un evasor de impuestos que tumbó a 117 municipios del país con unos ´bonos de agua´ que se volvieron de aire para los entes municipales y de oro para él? ¿Qué podemos esperar si este mismo genio es el cerebro del IVA que afectará a los más pobres del país para poder disminuirle los impuestos a los más ricos?
¿Qué podemos esperar del futuro y del cuidado de nuestros derechos si la Policía Nacional defiende a los criminales, a los violadores y a los asaltantes del erario, mientras persigue a los estudiantes que pacíficamente luchan por su porvenir claramente amenazado?
¿Qué podemos esperar de decencia, de respeto, si lo único que oímos y vemos desde las esferas del gobierno son mentiras, irrespetos y abusos que son prontamente bendecidos, encubiertos y justificados por unos medios de comunicación que no tienen función distinta a desviar la atención sobre los verdaderos problemas de la nación?
¿Qué podemos esperar como país, si el ´presidente´ que tenemos, además de ser el primer mentiroso de los colombianos, no es, en realidad, el presidente? Esto lo sabemos todos, pero la mentira es tan común, tan corriente, se nos ha metido tan profundo, que para buscarle solución o paliativo a los grandes problemas, los estudiantes, maestros, constructores, ganaderos, campesinos, indígenas, etc., marchan, hacen paros, huelgas de hambre, para que los escuche un muñeco que no les puede resolver nada porque no tiene vida propia, porque el que decide y ordena es otro, un bandido en toda la extensión de la palabra que opera desde las sombras y que mueve todos los hilos del títere que puso y tiene encerrado en la caja de Nariño.
Si no entendemos la situación y si no reaccionamos a todos estos atropellos, dejaremos de ser país y definitivamente nos convertiremos en los esclavos de la banda de mafiosos que hoy tiene tomado el poder político, el poder económico, la justicia, las fuerzas armadas, la policía y los medios de comunicación.
Debemos reaccionar, hay que dejar el miedo y levantarnos solidariamente anta cada injusticia, ante cada atropello. Debemos dejar en claro ante los mafiosos y ante el mundo entero que somos un pueblo vivo que no está dispuesto a sucumbir ante la brutalidad de los criminales que hoy nos gobiernan. Solo así podremos esperar el cumplimiento del sueño de vivir en una patria justa, digna y para todos.
Bucaramanga, noviembre 19 de 2018
Excelente columna le admiro su valor por enfrentar esta serpiente de mil cabezas que nos ataca hace 50 años pobre Colombia.